Hace poco mi sobrino pequeño me preguntó mientras escuchaba el noticiario de medio día, ”¿tío qué es el ahorro?”. No sin estupor, durante unos instantes no supe muy bien qué decir, a lo largo de varios segundos fueron pasando por mi mente diferentes definiciones que fui desechando por parecerme demasiado abstractas y/o conceptuales para un niño de tan sólo 6 años, no quería matar su “curiosidad adulta” con una explicación alejada de su mundo, así que opté por dar una contestación “desde sus zapatos”; “el ahorro es como cuando las ardillas a lo largo de la primavera van recogiendo y almacenando comida en su casa para posteriormente poder aguantar durante el frío invierno” … Lógicamente el ahorro en cuanto a concepto, tiene muchas más implicaciones, pero en ese momento la fábula animal se convirtió en una metáfora muy útil para él que le permitió comprender algo desconocido en términos de un aspecto más familiar y “conectable” con su mundo infantil de “animalitos y súper héroes” .
Las metáforas y el pensamiento metafórico, constituyen uno de los recursos más creativos y poderoso que como seres humanos utilizamos a la hora de explorar, conocer y dar sentido al mundo que nos rodea. Y esto es así, porque es una excelente herramienta de simplificación que nos permite entender aspectos de la realidad en términos de nuestros conocimientos previos y/o nuestras propias necesidades.
Esto es fundamental ya que necesitamos saber y comprender el mundo para poder hacer cosas y así dar cobertura a nuestras necesidades, es por este hecho, que hemos ido utilizando y desarrollando a lo largo de nuestra evolución el pensamiento metafórico para entender y explicar cosas a priori desconocidas para nosotros. Como cualquier herramienta, también tiene sus peligros, al condicionarnos a una manera de entender un fenómeno que no necesariamente se ajusta a la “realidad”. La simplificación que establecemos inconscientemente, puede hacer que confundamos la descripción metafórica de algo con la descripción de lo que realmente es, pudiendo limitar y/o reducir innecesariamente los límites de nuestro mundo. Todos alguna vez hemos escuchado frases de nuestros coachees tales como “me siento ante una encrucijada en mi vida..”, “estoy en un callejón sin salida…”, “la cima está demasiado alta..” y otro tipo de sentencias metafóricas cuanto menos limitantes.
Este tipo de frases no han de pasar inadvertidas para el Coach, pues son una excelente pista de cómo la persona está representando internamente un determinado problema o situación y nos da las llaves para poder intervenir a través de ellas en términos de su “propio mundo”.
¿Cómo emplear las metáforas en coaching?
Como Coaches quiero compartir 3 posibles formas en las que podemos hacer uso de las metáforas en coaching:
- A) Diseñando historias, analogías y metáforas adaptadas a nuestro coachee con el fin de proporcionarle más recursos frente a los retos que afronta.
- B) Utilizando las propias metáforas que emplea el coachee pero con implicaciones más potenciadoras y positivas.
- C) Alentando a nuestros coachees a utilizar metáforas para explicar la situación y/o reto que viven, empleándola como instrumento para reflexionar sobre determinados aspectos del contexto o poder explicar elementos de la situación que de otra forma serían difícilmente verbalizables.
Diseñando metáforas efectivas
Cuando queremos “regalar” una historia o metáfora a nuestro coachee que le habrá nuevas vías de actuación y amplíe o cambie el tipo de observador que está siendo, hemos de ser muy cuidadosos en determinar tanto las posibles implicaciones positivas que prescribe nuestra historia, como las potencialmente limitantes. Ambas coexistirán en las posibles interpretaciones que extraigamos de la metáfora y nuestro coachee no necesariamente ha de interpretarla siempre cómo esperamos. Lo importante de las metáforas (y es ahí donde radica su poder) es que la persona que las escucha las interpretará y utilizará siempre en términos de sus propias necesidades, en lugar de dirigirle y/o prescribirle una determinada manera de actuar, algo esencial en coaching si queremos que el cliente asuma en todo momento su responsabilidad y compromiso de actuar desde el mismo.
Algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de diseñar una metáfora efectiva, tiene que ver con el grado de semejanza de nuestra historia a la situación de nuestro coachee, a mayor grado de semejanza mayor probabilidad de que le influya y pueda emplearla útilmente, para ello es interesante seguir una serie de consideraciones:
1) Identificar y listar los elementos clave de la situación (normalmente limitantes) de nuestro coachee, tales como personas involucradas, actuaciones realizadas, problemas percibidos etc. y convertir esos elementos en otros que de forma análoga no estén directamente relacionados con su situación. Por ejemplo, si nos habla de las dificultades que tiene para hacerse entender con un determinado colaborador, nosotros podemos cambiar los “personajes” y contexto al escenario de la relación de un padre con su hijo adolescente o de un entrenador de futbol con uno de sus jugadores. El objetivo de utilizar un contexto diferente, es el alejarle de su marco problema para empezar a “activar” nuevas maneras de observar y atender a la situación. Cuanto más conectado esté ese nuevo contexto con sus valores y/o intereses personales, más influencia ejercerá esa metáfora.
2) Una vez elegido el nuevo contexto (trabajo, animales, familia, ocio, vacaciones etc.) y establecidos los personajes de la historia tenemos que decidir cómo combinar los ingredientes o relacionarlos entre sí de una forma más útil para nuestro coachee que le sugiera nuevas pautas de actuación o interpretación. Es en el acto de “cocinar” y combinar los ingredientes de forma diferente para obtener un nuevo plato, donde reside la tarea de mayor creatividad para el coach (por utilizar una analogía culinaria para explicar el diseño de metáforas), porque dependiendo de las nuevas conexiones que establezca, conseguirá abrir o no opciones a su coachee.
Una cosa que recomiendo inicialmente a los coachees que estén practicando con el diseño de metáforas, analogías e historias es poder escribir y listar todos los elementos para que les sea más fácil separarlos y tomar distancia ellos mismos. Así pueden ir pensando entre sesiones qué nuevas formas de relacionarlos se les ocurren y servirá de base para la redacción de la historia.
3) Una vez compartida con nuestro coachee, chequear qué implicaciones ha tenido para él/ella, indagando a través de preguntas en lo que les sugiere la metáfora y qué nuevas opciones se le presentan.
Utilizando las Metáforas de nuestro Coachee
Es una aplicación básica de las metáforas que nos permite utilizar los modelos mentales de nuestro cliente. Probablemente nadie mejor que Milton Erickson sabía emplear los diferentes “mundos” de sus clientes para provocar cambios.
Cuando escuchamos una metáfora de nuestro cliente algunas preguntas que podemos hacernos es ¿De qué forma le potencia y/o le limita esa metáfora, ¿qué implicaciones tiene para él y su entorno? cómo se relaciona esto con su situación? ¿Cómo puedo emplearla para generar una interpretación más positiva?…Por ejemplo, si un cliente nos dice en “me siento ante una encrucijada en mi vida, no sé que camino tomar”..nosotros podemos sugerirle que el hecho de decidir un camino nunca nos impide poder volver sobre él si el paisaje por el que nos va conduciendo no nos termina de convencer.
Lo esencial es añadir, por disparatadas que puedan parecer, nuevas interpretaciones empleando siempre las implicaciones positivas y negativas de sus metáforas.
Estimulando al Cliente para Utilizar Metáforas
Alentar a nuestros coachees a que creen sus propias metáforas para entender y/o explicar sus situaciones, puede generar también un efecto particularmente poderoso y romper algunas de las barreras que puedan estar experimentando. A través de preguntas, el coach puede sugerirle diversos contextos para que el cliente puede elaborar su historia; por ejemplo podemos preguntar, ¿A qué te recuerda esta situación que me comentas con tu jefe?. Si estuvieras en medio de un partido de futbol, a qué sería semejante? Si fuera en medio de una cena de navidad con tu familia, qué sucedería?…la cuestión clave aquí es emplear un contenido diferente para explorar dentro de la propia metáfora.
Estimular la creatividad, desarrollar el pensamiento lateral, encontrar opciones fuera de la caja y asumir la autoría y responsabilidad frente a ellas, son objetivos que todo Coach persigue con sus clientes y las metáforas son un excelente aliado para ello, “trazando nuevos mapas de navegación en la travesía de sus coachees”.
Presidente del Grupo Atesora
Fundador de Lider-haz-GO!
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