Drucker (1994), plantea que el “…recurso económico básico ya no es el
capital ni los recursos naturales, ni el trabajo, sino que es y seguirá siendo
el conocimiento, en donde los trabajadores de conocimiento tendrán un papel
protagónico” (p.7), de esto se infiere que en la actualidad se requiere de otra
visión de la gerencia que permita su adaptabilidad a todas las posibilidades de
cambio en el entorno.
De acuerdo a Morín, (1991), en
la actualidad gerencial donde se impone la complejidad del pensamiento, se
requiere de una transformación de las personas desde su dimensión ontológica,
es decir, una óptima combinación entre los conocimientos adquiridos a través de
la ciencia y la tecnología y los conocimientos contextualizados.
En este contexto de la complejidad del pensamiento emergente se presenta la
aplicación de distintas disciplinas a la praxis gerencial, siendo esta la
transdisciplinariedad que implica la intersección de diferentes disciplinas,
provocando atravesamientos entre campos capaces de posibilitar múltiples
visiones simultáneas del objeto en estudio.
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