lunes, 29 de enero de 2018

7 retos gerenciales


7 retos gerenciales
Nuevo año y con este, fuera de la retos de fuerzas externas que no están en nuestro control como la nueva reforma tributaria que ya empieza a generar más de un dolor de cabeza, los interrogantes que plantea la implementación del acuerdo de paz, el panorama electoral interno, y el nuevo modelo Trump, los equipos gerenciales deberán revisar con cuidado algunos temas que se plantean como prioritarios en el marco de un entorno empresarial cada vez más complejo:

Definición de cultura interna: Es de lejos el tema frente al cual hoy más se habla en el mundo gerencial. Las razones son diversas: La necesidad de las empresas de migrar de modelos paternalistas, jerárquicos y ajenos a la tecnología hacia talento profesional que participe de organizaciones planas apalancadas en tecnologías de punta. Queda atrás sin desmeritarlo el trabajo interno en clima que sigue siendo importante, a trabajo en definición de cultura interna que es más incluyente en la medida en que moldea los valores y procesos requeridos para atraer talento joven y para armonizar el trabajo de las cuatro generaciones que hoy comparten el sitio de trabajo. Flexibilidad, agilidad, autonomía, emprendimiento, movilidad, orientación a resultados, innovación, entrenamiento remoto  y balance pasan a tener más importancia que el famoso “engagement” o compromiso que se entiende como una consecuencia de las anteriores.

Atracción de talento: En una economía en donde el consumidor hoy realmente decide y además comparte, las empresas deben contar con talento con capacidad de predecir tendencias, entender las nuevas formas de consumo y diseñar sus procesos de producción, distribución y mercadeo acorde con estas nuevas dinámicas. La guerra por el talento está en furor. Hay no sólo dramática escasez por temas demográficos en Europa y Japón que empiezan a llevarse a los nuestros, sino una demanda enorme de cargos críticos de primer nivel y de apoyo ligados a tecnología como nunca antes en la pasada década. La digitalización impone nuevas competencias lo mismo que la administración de datos. Las nuevas generaciones serán muy exigentes de entornos en donde compren el propósito organizacional.

Gobierno corporativo: Estamos muy atrás en profesionalización de Juntas Directivas. Seguimos viendo una gran cantidad de empresas (sobre todo de corte familiar) con dos o tres “amigos” que comparten y avalan decisiones ya tomadas y muy mal informadas. Las Juntas modernas atraen especialistas que logren complementar, proponer y auditar frente a los temas críticos de la estrategia. Hay muy poco conocimiento digital y de mercadeo de redes en las Juntas. Están en general muy mal pagadas (poco acorde con el riesgo patrimonial que acarrea) y tienen además una dinámica de funcionamiento (planeación, agenda e información previa) que las hace poco productivas. Ser miembro de Junta no es un “honor”, es una responsabilidad que implica tener el conocimiento y el tiempo para apoyar a la gerencia. Hay que tener a los mejores!.


Consumidor y gerencia reputacional: El poder del mercado se ha trasladado desde el productor y el comercializador hacia el consumidor. Este hoy estudia, ensaya, valida y comparte. La recompra ya no está jalonada por grandes campañas de publicidad sino por movimientos masivos de afinidad del consumidor por su experiencia de uso. Las redes son megáfonos que amplían la calidad o la pobreza de un producto o servicio. Todo es público, estamos totalmente expuestos. Conocer al consumidor y extraer la información de su rastro digital se vuelve crítico; saber administrar la voz del consumidor en las redes dejo de ser arte y se ha vuelto una ciencia crítica y un área clave de las organizaciones.

Eficiencia operacional y datos: Las disrupciones seguirán a la vanguardia en todas y cada una de las industrias de forma acelerada. Sin embargo dan tiempo. El problema oculto está en nuestra capacidad de llegar a la excelencia operativa. Hacer lo propuesto en la estrategia con mucha agilidad y a bajos costos. Las falencias organizacionales para tomar decisiones y sobre todo para hacer que las cosas pasen son un lastre cultural del siglo pasado que hoy ya el mercado no perdona. La automatización está llegando a toda velocidad abriendo oportunidades de eficiencia productiva, sustituyendo trabajos operativos (incluso muchos de cuello blanco) que no se compadecen de culturas paternalistas. Hay que medir pero sobre todo exigir el cumplimiento de la estrategia. El manejo de datos y la inteligencia en su uso se vuelve una competencia organizacional crítica, la tecnología para extraerlos está a disposición y es cada vez más barata. Atraer y entrenar el talento para hacerlo es su responsabilidad y no da espera.

Innovación y emprendimiento: La clave está en desmontarse del departamento de investigación y desarrollo reconvirtiendo toda la organización a modelos que premien la iniciativa, el error y la creatividad. Innovar ya no es responsabilidad de un área. Hay que migrar a culturas que premien la iniciativa, estimulen el cambio y sean generosas para estimular proyectos propios. La única forma de estar a la vanguardia de las disrupciones que seguro vendrán, es atrayendo el mejor talento pero sobre todo dotando a su gente de un modelo interno en donde se le dé valor a las ideas y proyectos propios y se estimule el riesgo controlado.

Verde el color de moda: Dejó de ser moda y pasó a ser tendencia. Los millennials viven su responsabilidad con el planeta, se comportan acorde y exigen de las empresas consciencia ambiental. Esta generación compra verde y trabaja en verde. Los Tesla de este mundo, conscientes de la huella de carbono y vanguardistas en productos medio-ambientalmente responsables se llevarán las palmas, el dinero y el mejor talento. Ya no es opcional subirse al tren no contaminante.

sábado, 20 de enero de 2018

Trucos de psicología Primera Parte

Existen trucos psicológicos que funcionan a nivel subconsciente. Nos ayudan a caerle bien a nuestro interlocutor, a integrarnos mejor en un grupo de personas nuevo o a calmarnos instantáneamente en los momentos de estrés.

Reflejar los gestos, posturas o expresiones faciales de tu interlocutor te ayudará a ganar su confianza. Incluso si la persona no se da cuenta de esto. Se verá a sí misma en ti debido a los gestos que ya conoce subconscientemente. Y, por lo general, la gente se quiere. Pero aquí lo importante es no exagerar.



Los pies de una persona durante una conversación ayudarán a descubrir cuál es su actitud hacia sus interlocutores y qué emociones oculta. Si te acercas a los demás y ellos solo voltean su torso hacia ti sin cambiar la posición de sus pies, no les caes tan bien.
  • Por cierto, las puntas de los zapatos o las botas del interlocutor que apuntan hacia un lado indican que quiere retirarse lo más pronto posible.

Las personas recuerdan mejor lo que sucede al principio o al final del díay de lo que ocurre en el medio guardan recuerdos borrosos. Por eso siempre agenda una cita importante al final o al principio de tu jornada. Y en caso de una entrevista intenta ser el primero o el último de todos los candidatos.


Debe ser algo sencillo (que te pase la salsa, una servilleta, una hoja o una pluma). La persona que hace el favor subconscientemente decide que le caes bien, por eso decidió ayudarte y lo volvería a hacer.


Hazle a una persona una pregunta personal o pide su opinión acerca de algo. Mientras ella piensa en una respuesta, su cerebro estará tan ocupado que hará todo lo demás de forma automática. En una situación así la mayoría de las personas tomarán de tus manos lo que quieras entregarles.


Este fenómeno se llama "snackman effect". Lo que pasa es que asociamos el proceso de comer con tranquilidad y relajación. La probabilidad de que una persona ataque a la otra que está comiendo es muy baja, así que el conflicto rápidamente se extinguirá.


Bitcoin, qué es y qué no es. Primera aproximación


Bitcoin, qué es y qué no es. Primera aproximación

Imaginen que les han regalado esta Navidad un Monopoly con unas reglas muy particulares. En lugar de tener billetes como el juego de toda la vida, la partida se ha de desarrollar sin dinero físico. En su lugar, cada participante tendrá un cuaderno en el que irá apuntando todas las transacciones -cobros y pagos- que se vayan produciendo entre los jugadores. Pero antes de que los participantes puedan anotar una transacción en sus cuadernos, uno de los jugadores elegido al azar -tirando los dados- deberá dictaminar su validez, comprobando que el pagador dispone de saldo para completar la operación. Dado que todo se hace a la vista y cada uno tiene registrado el histórico de cobros y pagos desde el inicio de la partida, no necesitan fiarse de alguien que haga de banca, ya que es muy difícil hacer trampas. Pues bien, en esencia, este es el principio de funcionamiento de las monedas digitales como Bitcoin.

A estas alturas probablemente habrán leído ya bastante sobre Bitcoin y tengan una idea formada. O, quizás, estén tratando aún de comprender qué es en realidad y qué representa o puede representar este fenómeno para nuestras vidas en un futuro. Pues bien, permítanme compartir con ustedes mi tesis sobre la moneda digital, que podría resumirse como: (i) Bitcoin no es dinero hoy y no está claro que pueda llegar a serlo por las limitaciones inherentes a su diseño; (ii) la carencia de vínculo con un bien físico es fatal para su conversión en dinero; (iii) en estos momentos es una burbuja, pero no es ni una estafa ni un esquema Ponzi o piramidal; y (iv) la tecnología subyacente –Blockchain– puede tener aplicaciones interesantes en algunos procesos, pero no supone una revolución ni un cambio disruptivo. El desarrollo de esta tesis llevará más de un artículo, por lo que les ruego paciencia, pues empezaremos por lo básico.

Bitcoin no es un código de 0 y 1 ni una ficha digital

Tal y como lo definió su autor, Satoshi Nakamoto, en el ‘paper’ fundacional de Bitcoin, una moneda electrónica es una secuencia de transacciones realizadas y registradas por ordenadores, por medio de las cuales se transmite su posesión. Una moneda digital, por lo tanto, no existe en sí misma, es decir, no es un código numérico único e incopiable, ni una especie de ficha digital -token en inglés- que se almacena en su ordenador, teléfono móvil o en ‘la nube’. Esta solo adquiere carta de naturaleza en forma del saldo contable que resulta de ir anotando en un registro digital y en estricto orden cronológico las sucesivas transacciones por las que las monedas electrónicas se transfieren de un propietario a otro. Si piensan que eso es exactamente lo que pasa con los euros que tienen en su banco, están en lo correcto.

Bitcoin no es la primera ni única divisa digital…,

El concepto de dinero digital, por tanto, no es nada novedoso. Los euros que tienen en su cuenta corriente y que mueven aquí y allá mediante transferencias, domiciliaciones y pagos con su tarjeta de crédito o débito, no son otra cosa que euros electrónicos. Se trata de euros que solo existen en la medida que la contabilidad de su banco refleja los cobros y pagos correspondientes para llegar a ese saldo. Conceptualmente, pues, no existe diferencia con Bitcoin. Salvo por el hecho de que ustedes tienen la posibilidad de materializar literalmente sus euros digitales, convirtiéndolos en euros físicos -y viceversa-, reduciendo su saldo a cambio de billetes y monedas, y operar con ellos en el mundo real, entregándolos físicamente o simplemente almacenándolos. Bitcoin, por el contrario es una moneda exclusivamente digital.

…, pero sí es la primera basada en un registro descentralizado

Esta posibilidad de moverse entre el ámbito físico y el digital de las monedas de curso legal, aunque no es baladí, no es la única diferencia con Bitcoin. El mundo electrónico requiere un tercero del que nos fiemos para almacenar, actualizar y mantener la integridad del registro contable que da vida a la moneda digital. En el ámbito euro este papel lo desempeñan de forma centralizada y en exclusiva las entidades financieras y los bancos centrales; en Bitcoin, esta función la realizan de manera descentralizada todos los usuarios, sin más restricción que poseer un ordenador conectado a internet con el ‘software’ instalado. Esto se consigue haciendo público el registro completo, para que cualquiera disponga en su ordenador de una réplica del mismo y poder así verificar una transacción -validar las firmas, comprobar el saldo del pagador- sin necesidad de recurrir al banco o la compañía de tarjetas de crédito.

Bitcoin es un bien digital que se crea de la nada

Otra gran diferencia de Bitcoin con el dinero de curso legal es el proceso de acuñación de nuevas monedas digitales. En el presente, el nuevo numerario es creado -de la nada- por los bancos centrales, ejerciendo la política monetaria, y por la banca, cuando concede crédito basado en la reserva fraccionaria. En el caso de Bitcoin, la nuevas monedas electrónicas se crean, también ‘ex nihilo’, por el propio sistema cada vez que se añade al registro un grupo de nuevas transacciones. Esto no ocurre de forma caprichosa, como con el euro, sino en cantidades y a un ritmo predeterminado y conocido, según está programado el ‘software’. Las nuevas unidades monetarias se crean añadiendo una transacción que las asigna a los mal llamados mineros, que son usuarios que compiten por el derecho a añadir al registro público las últimas transacciones y que lo consiguen dedicando más recursos informáticos que otros.

Bitcoin no es algo que existe previamente y se ‘extrae’ con minería

El término ‘minero’ es desafortunado porque da la impresión de que su función principal es la de ‘extraer’ de alguna especie de mina digital preexistente los nuevos bitcoins. En realidad, su papel fundamental es certificar las transacciones que se añaden al registro global. El sistema está concebido para que esto suponga un enorme gasto de recursos informáticos y de electricidad, por lo que la prerrogativa de anotarse en su haber un saldo prefijado de nuevos bitcoins es la retribución que obtienen por el esfuerzo realizado -aunque también cobran comisiones de las propias transacciones añadidas. Dado que el ‘software’ está programado para crear un número finito de monedas digitales (21 millones), alcanzado ese límite, los mineros ya no recibirán nuevos bitcoins y, sin embargo, su trabajo seguirá siendo igual de necesario. Poco que ver, pues, con la minería, que acaba cuando se agota la mina.

Bitcoin no es dinero hoy

Pero si hay una diferencia elemental entre el euro -o cualquier otra moneda de curso legal- y el Bitcoin, es que el primero tiene hoy la consideración de dinero, mientras que el segundo aún está lejos de serlo. Para ser dinero, un bien -sea físico o digital- tiene que servir como medio de intercambio generalmente aceptado. Esto quiere decir que ustedes están dispuestos a intercambiar su trabajo o sus bienes por euros con la seguridad de que, inmediatamente o en el futuro, podrán cambiar de vuelta sus euros por algún otro bien o servicio que les interese. Si ustedes tienen bitcoins hoy, poco pueden hacer con ellos, salvo esperar que suban de precio e intentar convertirlos de vuelta en euros. Es cierto que hay páginas web con listados de sitios donde aceptan bitcoins, pero ello es precisamente la prueba de que la moneda digital aún no es aceptada de forma generalizada. ¿Acaso necesitan una lista de sitios donde aceptan euros?

De hecho, los sitios donde aceptan bitcoins -generalmente servicios relacionados con internet, equipamiento para la minería de bitcoins y juegos de azar- generalmente ofrecen sus precios en euros o dólares y hacen la conversión al tipo de cambio vigente. Ni siquiera la famosa primera transacción que se hizo en la moneda digital en 2010, que fueron dos pizzas por 10.000 bitcoins, fue tal, ya que medió un intermediario que pagó al restaurante con su tarjeta de crédito, siendo él el receptor de los bitcoins. No, mientras ustedes no cobren su nómina en bitcoins, su tía pueda comprar el pan con su ‘wallet’, su vecino del quinto pida un préstamo en bitcoins, o el precio de la gasolina esté genuinamente denominado en la moneda digital, no se puede decir que Bitcoin sea dinero. Como mucho, es un medio de pago. Un medio de pago volátil, caro y lento, como veremos en la próxima entrega.

*Nota: Las menciones de Bitcoin en mayúsculas se refieren al concepto o al sistema en abstracto, mientras que en minúsculas se denotan los bitcoins como instancias concretas de unidades monetarias.

Secreto simple y eficaz para conseguir lo que buscas

  Secreto simple y eficaz para conseguir lo que buscas Siempre hablo desde la propia observación de mi vida: resultados, éxitos y fracasos. ...